El primer tratadista hispano romano especializado
en agronomía que nos habla de las palomas fue Lucio Junio Moderato
Columela. Nacido en Cádiz, se trasladó a partir de los 30 años a Roma, donde
escribio “De Re Rustica”.
En vez de comentar paso por paso las magnificas anotaciones preferimos
reproducir aquí el texto que versa sobre la cría de las palomas hace dos mil
años, y que escribe basándose en su experiencia agrícola en sus tierras
originales de la Betica.
Libro VIII, capítulo VIII
"Del modo de engordar las palomas torcaces
y de otras castas, y del establecimiento del palomar.
Recuerda. Soria |
Por este mismo método se consigue poner muy
gordos a los palomos, tanto torcaces como caseros; sin embargo, no hay tanta
utilidad en cebarlos como en criarlos. El tener estas aves no desdice del
cuidado de un buen labrador. Se mantienen con menos comida en los parajes que
están lejos del poblado, en los cuales se les permite salir libremente, porque
después vuelven a los sitios que se les señalan en las torres más altas o en
los edificios más elevados, donde entran por las ventanas que se les dejan
abiertas, y por las cuales salen volando a buscar su alimento. Sin embargo,
durante dos o tres meses se les da comida que se ha tenido el cuidado de reunir
para ellos; después ellas se mantienen con las semillas que encuentran en el
campo. Pero esto no lo pueden hacer en los sitios inmediatos a algún poblado,
porque caen en las varias especies de lazos que les ponen los cazadores. Se les
debe echar de comer debajo de techado, en un sitio de la casería que no sea
bajo ni frío, sino sobre un piso que se hará en un sitio elevado que mire al
mediodía del invierno. Sus paredes, para no repetir lo que ya hemos dicho, se
excavarán con órdenes de hornillas, como hemos prevenido para el gallinero, o
si no acomodare de este modo se meterán en la pared unos palos, y sobre ellos
se pondrán tablas que recibirán casilleros, en los cuales las aves harán sus
nidos, u hornillas de barro con sus vestíbulos por delante para que puedan
llegar a los nidos. Todo el palomar y las mismas hornillas de las palomas deben
cubrirse con un enlucido blanco, porque es el color con que se deleita
principalmente esta especie de aves, y también se han de enlucir por fuera las
paredes, principalmente en la inmediación de la ventana, la cual estará
colocada de manera que dé entrada al sol la mayor parte del día de invierno.
Asimismo habrá una jaula bien espaciosa, rodeada de redes que no dejen entrar a
los gavilanes, que dé acogida a las palomas que salgan a tomar el sol, y
proporcionen a las que están en huevos o sobre los pichones la facilidad de
salir del palomar, no sea que las fatigue demasiado la pesada esclavitud de una
cárcel perpetua; ya que así que hayan volado un poco alrededor de los
edificios, con la alegría que esto les da, vuelven con más ardor a sus
pichones, que son los que las impiden alejarse mucho ni huir.
Torremormojon. Palencia |
Los bebederos deben ser semejantes a los de las
gallinas, que den entrada a los cuellos de los palomos que hayan de beber en
ellos, pero no a los cuerpos de los que quieran bañarse, pues la humedad no es
conveniente para los huevos ni para los pichones que se han de cubrir. La
comida convendrá echársela a lo largo de la pared, porque casi siempre son
éstas las partes del palomar que están sin palomina. La comida que les es más
conveniente se cree es la veza o el yero, también la lenteja, el mijo, el
vallico, y no menos la ahechaduras de trigo, y si hay algunas otras legumbres
con que se mantengan igualmente las gallinas.
El palomar debe barrerse y limpiarse de tiempo
en tiempo, porque cuanto más aseado esté, más alegre se muestra el ave, la cual
es tan difícil de contentar, que muchas veces toma tanta aversión al palomar,
que lo deja cuando se le presenta la ocasión de salir volando de él, cosa que
sucede frecuentemente en los parajes donde tienen libertad de salir. Para que
esto no ocurra hay un antiguo precepto de Demócrito que es el siguiente: Hay un
especie de gavilán que la gente del campo llama "tinúnculo"
(cernícalo), que acostumbra hacer su nido en los edificios; los pollos de esta
ave se meten en ollas de barro, y estando todavía vivos, se cubren con
tapaderas que se cogen con yeso, hecho lo cual se cuelgan estas vasijas en los
rincones del palomar: esto les granjea tal amor a aquel sitio que nunca lo
abandonan.
Santollo. Palencia |
Para criar han de escogerse palomas que no sean
viejas ni demasiado nuevas; aunque han de ser un cuerpo muy grande y ha de
procurarse, si es posible, que los pichones que se han sacado juntos nunca se
separen; porque si se han casado de esta manera hacen más crías. Si se separan,
no se casarán con los de diferentes especies, como los de Alejandría y los de
Campania, pues quieren menos a las palomas que les son desiguales; por lo
tanto, no las pisan mucho, ni ellas ponen muchas veces. No siempre, ni por
todos, se ha aprobado en el plumaje el mismo color, por esto no es fácil decir
cual es el mejor. El blanco que se ve comúnmente en todas partes, no se aprecia
demasiado por algunos; sin embargo, no se debe desechar en los que se tienen
encerrados, pero se ha de desaprobar en gran manera en los que están en
libertad, porque son fácil presa del gavilán.
Techo de Palomar. Peñalba de San Esteban |
Aunque su fecundidad sea mucho menor que la de
las gallinas, sin embargo producen mayor ganancia; pues no sólo hace al año
ocho crías la paloma, si es buena madre, sino que llena las gavetas del amo si
es de calidad. Así nos lo asegura el excelente autor Marco Varrón, el cual
escribió que en su tiempo, más austero que el nuestro, solía venderse cada par
en mil sestercios. En nuestro siglo nos avergonzamos de lo que sucede, ya que
no se encuentra quién dé cuatro mil numos por un par de pichones. Aunque, a mi
parecer, son más disculpables los que gastan una cantidad grande dinero por
gozar de diversión, que los que apuran el río Faso de la Cólquida, que desagua
en el Mar Negro, y los estanques escíticos de la Laguna Meotis. Ya en el tiempo
presente eructan embriagados aves del Ganges y de Egipto.
Fuentecambron. Soria |
Sin embargo, pueden cebarse aves en el palomar como se ha dicho,
pues si hay algunos palomos estériles o de color feo, se engordan del mismo
modo que las gallinas. Pero los pichones engordan más fácilmente debajo de las
madres, y si cuando ya están robustos y todavía no vuelan les quitas algunas
plumas y les quiebras las patas, y al mismo tiempo dando comida en abundancia a
los padres para que éstos alimenten mejor a sus hijos. Algunas personas les
atan ligeramente las patas, porque si se las quiebran creen que les causarán un
dolor que pude hacerles enflaquecer, pero éste método en nada contribuye a que
engorden, pues mientras se esfuerzan por desatarse las ligaduras no tienen
sosiego, y con esta especie de ejercicio nada aumenta su cuerpo. La rotura de las
patas sólo les causa dolor dos días, cuando más tres, y les priva de andar de
aquí para allí".
La Riba de Escalote. Soria |
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