sábado, 18 de febrero de 2012

LA CULTURA MONCHINA

Una de las culturas tradicionales ganaderas que en mayor riesgo de extinción se encuentra en España, es el sistema tradicional de pastoreo que se realiza en los valles cántabros de Villaverde y Guriezo. Herederos de una tradición medieval que se desarrollo por toda Europa  y que solamente ha sobrevivido en estos valles y en menor medida en los vizcaínos de Carranza y los burgaleses de Mena. Todos estos territorios formaban las antiguas Encartaciones, con su cultura propia más próxima a la cultura popular cántabra que a la vasca o a la castellana.

El termino monchino, en la Cantabria Oriental significa de monte, y también es un adjetivo utilizado para las personas solitarias y poco sociables.

Aquí se cría una raza de vacas y caballos, los monchinos. Animales pequeños y duros que no son estabulados en todo el invierno y sobreviven en laderas de media altitud, desde el nivel del mar hasta los 800 metros en régimen de libertad absoluta. Antiguamente solo eran capturados cuando se les iba a marcar y a retirar los jatos o terneros.

Una o dos veces al año se juntaban los ganaderos de los valles para perseguir a caballo y con perros a las vacas. Estas se las iba llevando hacia los pueblos en donde las esperaban otros vecinos con perros villanos - una raza de perros de presa que se tiraban a las orejas y morros de los animales para derrivarlos.



En la actualidad las continuadas capturas de estos animales para ser controlados por los servicios veterinarios, hace que las vacas sean mas recelosas y en cuanto vean un perro villano, se conviertan aun en más esquivas y dificiles de tratar. Esto mismo hace que los ganaderos cada vez sean menos partidarios de echarles los perros y ya solamente se vean perros villanos en las puertas de las cabañas y cuadras, pero raramente corriendo tras el ganado. Es curioso que si para las razas de lidia del sur de España la Unión europea permita un trato especial por su difícil manejo, en este caso se tengan que seguir los mismos casos que en vacas mansas




La vaca pertenece al tronco bovino cántabro. De gran rusticidad, de tamaño muy pequeño, de fuerte carácter. Magnifica madre, esconde a los pequeños jatos o terneros entre los arbustos hasta que están completamente seguras de no ser observadas. Su coloración es muy variada desde las marinas, avellanas, bocinegras y atigradas
Toro y vaca, donde observamos las distintas coloraciones

Los terneros pesan 80 kilos a los seis meses. Las vacas son muy pequeñas pesando 150 kilos en canal y 200 los toros.


Los caballos son del mismo tronco que los otros caballos del norte peninsular: losinos, potokas y asturcones.  Pequeños, bravos y de capas negras y castañas. De escasa producción pero de gran resistencia y de poco gasto, al vivir en libertad casi todo el año.

Monchinos junto a Jito o monumento megalítico
Además de vacas y caballos en este área se encuentran amplios rebaños de ovejas carranzanas y lachas y de cabras pirenaicas de la variedad pasiega.




Las enormes plantaciones de eucaliptos están acabando con las praderías y áreas de campiña, acabando así con las zonas de mayor aprovechamiento para los ganaderos.

Las dos medidas de conservación más necesarias para proteger estas razas es prohibir el aumento de la superficie forestal, protegiendo los prados y praderías y conseguir que los controles sanitarios veterinarios les traten de manera especial, al igual que a otras vacas bravas, por su difícil manejo.

Curiosamente en este área se encuentra una de las mayores densidades de rapaces rupicolas del cantábrico con amplias poblaciones de Buitres Leonados y Alimoches.


Monchino entre eucaliptos




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