En la época medieval se
establecen los “Derechos de Palomar”
altamente codiciados por las clases señoriales. Que como con cualquiera de sus
bienes, o bien les explotaban directamente por sus súbditos o les arrendaban
por una parte estipulada de los animales
producidos. La lucha de clases siempre
ha estado presente, y en el caso de los palomares no iba a ser menos. Los más
humildes veían en las palomas una importante fuente de las escasas proteínas,
provocando muchas veces cacerías que mermaban los palomares y los ingresos de
los señores, con los consiguientes pleitos.
Los palomares fueron un bien
tanto en el campo y ciudades cristianos como musulmanes. Así Alfonso X el sabio
entrega continuadamente tierras,casas y palomares en el reparto de la ciudad de
Murcia
Gran importancia tiene en
Murcia, la entrega a Pedro Martínez Solis que decia “Otorgamos a vos Pedro
Martinez Solís, de parte de nuestro señor el Rey, lo palomar con la Arafulla de
Aljucer, que el Rey moro dio a vuestro sogro, et don Gil et sus compañeros”,
confirmando así que este palomar perteneció al último rey moro de Murcia
.
Tuvo la muralla de la ciudad de Murcia noventa y siete torres, que al perder su valor defensivo por el crecimiento de la ciudad y por su mal estado, fueron concedidas por los regidores para palomares. Conocemos más de cuarenta donaciones hechas por el Concejo para palomares, en el transcurso de los siglos XIV y XV, con la condición de que dichos torreones fueran reparados por sus beneficiarios. De la abundancia de palomares y palomos en estos siglos puede darnos una idea la prohibición del Concejo para que se siguiera extendiendo palomina en el puente sobre el Seguram (donde la llevaban sus dueños para que fuera molida por los carros y recuas por que él transitaban) por las dificultades que producían a los viajeros, al imposibilitarles el paso.
Tuvo la muralla de la ciudad de Murcia noventa y siete torres, que al perder su valor defensivo por el crecimiento de la ciudad y por su mal estado, fueron concedidas por los regidores para palomares. Conocemos más de cuarenta donaciones hechas por el Concejo para palomares, en el transcurso de los siglos XIV y XV, con la condición de que dichos torreones fueran reparados por sus beneficiarios. De la abundancia de palomares y palomos en estos siglos puede darnos una idea la prohibición del Concejo para que se siguiera extendiendo palomina en el puente sobre el Seguram (donde la llevaban sus dueños para que fuera molida por los carros y recuas por que él transitaban) por las dificultades que producían a los viajeros, al imposibilitarles el paso.
Tapioles. Palencia |
“Sabete, que las palomas son de grande utilidad: que hacen compañía; que
su granjería es necesaria; y que su uso es indispensable en la agricultura por
la utilidad que hay en su estiércol para todos los frutos y tierras. Es la
palomina indispensable, y no hay cosa que pueda suplirla, y una corta cantidad
de ella hace que no sea necesaria mucha de otras estiércoles. Son pues muchas
las comodidades, y muchos los provechos que hay en las palomas”
También da una serie de consejos de cómo administrar y construir el
palomar:
“si quisieres que esten unos sobre otros – los nidos- en filas ciñendo la
pared todo alrededor hasta llegar cerca de las dos tercias partes de ella ó
tres de sus quatro, lo harás; lo qual es lo mejor, lo más fácil, y cómodo en su
cuidadoso gobierno. Has de barrer dos veces al mes. Que las puertas y ventanas
de los palomares miren á oriente para que entren á ellos los rayos del sol, los
quales ciertamente les aprovechan; y que las palomas reposen en azotea ó encima
del palomar para que les dé el cierzo”
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